Piratas

Siempre me han encantado las historias de piratas. Son todo un referente desde mi infancia como trampolín imaginario a
la aventura. Es divertido ver cómo, manipulando descaradamente la historia, los escritores y más tarde los cineastas casi siempre nos han dado la oportunidad de ponernos en la piel del pirata como alguién noble obligado a llevar una vida cruel de lucha e injusticia dejando solo entrever un atisbo de delincuencia y rapiña.
Ja! Menos mal que la realidad y la historia ponen todo un sitio -aunque nadie aprenda de ello, claro-.
Un pirata es lo que es, alguién que se dedica a robar, extorsionar, violentar e incluso matar.
El porqué es como la vida de cualquiera, todos tenemos nuestros motivos para lo que hacemos, y desde luego siempre los podemos justificar.
Y ya voy al tema: el Alakrana.
Que los somalíes justifiquen la piratería frente al expolio de sus costas y sus caladeros por los occidentales, vale.
Que los occidentales obvien el perjuicio causado por sus intereses económicos frente a un país condenado a la miseria, vale.
Que nos vendan a los ciudadanos occidentales, tras agostar caladero tras caladero, que debemos defender puestos de trabajo de los pescadores, vale.
Que nos digan que debemos defender las leyes internacionales, cuándo lo que esconde detrás son siempre intereses comerciales, vale.
Pero no olvidemos que esto es básicamente una historia de piratas, es decir, paga el rescate o saltas la tabla al mar; el resto del debate mejor dejarlo para luego.
¿Os parece caro dos millones de euros? Más, mucho más se han llevado los piratas del traje y corbata- por cierto, ¿alguien sabía que teníamos tanto dinero?-; más, mucho más ha pagado la sociedad como rescate ante el chantaje de que el sistema económico se iría a pique.
Ciudadanos, este tipo de pirata es el que más os aborda mientras navegaís en el océano de vuestras vidas de hormiguitas laboriosas. Y yo ni siquiera les llamaría piratas, más bien son corsarios, pues pululan al pairo consentidor de los gobiernos. Son ratas del mar que practican el insulto final, la privatización del beneficio y la socialización de las perdidas. Pero no se os oye hablar de ellos, se os oye hablar de piratas harapientos. Aunque también vislumbraís a alguno con traje y corbata con ellos, ¿verdad? Sí, seguro que hay alguno, siempre hay alguno.
Como amante de las aventuras de piratas, desearía que Corto Maltés estuviera aquí, él ayudaría a los miembros del Alakrana, seguro, aunque su amigo Cush sonreiría cínicamente de medio lado mientras le pregunta a quién sacan antes, si a los españoles o a los de las Seychelles…
Resumo: me importa un ápice el Alakrana, me importan los hombres que van en él. Analizarlo porque no es lo mismo. El barco en sí representa el interés mercantil, los trabajadores son simplente los cabezas de turco.
Ya eran rehenes antes de ser capturados, pues el faenar allí tiene los riesgos que tiene, y no es el armador el que está en una sentina con un fibroso africano cargado de desprecio con un cuchillo al cinto. La industria del atún se relame con los beneficios, pero nos salpica a todos para solucionar sus problemas -y al menos este sí paga algo de impuestos al llevar bandera nacional-.
Lo dicho, estas historias de piratas, los marinos y los de parqué, muestran cómo el capitalismo ha conseguido refinar el socialismo del siglo XXI: "el botín es privado, la escoria es de todos".

Posted by Picasa

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Cuanta razon, cuanta....
JMT

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