La Puerta Julián se despertó sin dientes. No le importó, en realidad poco tenía ya importancia y total, ya solo le quedaban esos dos. Se sacudió la sucia manta y se incorporó bajo las ramas del arbusto sintiendo el quejido de sus viejas articulaciones. Entre la polvareda distinguió la multitud aglomerándose ya frente a la gran puerta del templo. Ya ni eso le importaba, Habían pasado cuatro días desde que él se incorporase también como uno más a la marabunta de candidatos. La tradición decía que cada ocho años y en la primera fase de luna llena del octavo mes la puerta dejaría pasar al candidato. Solo uno. Lo que ocurría después allí dentro no se sabía a ciencia cierta, todo formaba parte de una leyenda alimentada por mil cuentistas. Y así, cada ciclo pasado, cientos de almas se agolpaban, se empujaban, cantaban, rezaban, ritos extraños, estúpidos incluso, se sucedían. Todo pensando en que esos actos serían lo que decantaría la elección de la Puerta. Julián acabó el agua que le q
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Movimiento 15-M: formadores de ciudadanos
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Foto: Movimiento 15-M San Sebastian 2011. El movimiento ciudadano - sí, ciudadano 100%, le pese a quién le pese - vuelve a hacerse visible. Digo visible por su presencia en los medios, porque lo que es irse, no se fue, creo que surgió para quedarse, y espero que para siempre. Recalco lo de ciudadano porque es de ahí de dónde brotó, los políticos poco o nada tuvieron quer ver en su origen, más allá de lo evidente: su desapego respecto a la población y su manipulación y connivencia con quién tiene a la ciudadanía no como parte vital de la sociedad, sino como mera fuente de enriquecimiento ayudaron a que la sociedad comprometida se levante. Pero lo que más me interesa de este movimiento social es que puede ayudar a corregir uno de los - para mí - problemas de base de este país, así como de otros: la baja o nula formación en la participación política de la población. La democracía no es solo un sistema, es en sí misma una herramienta, una herramiente muy potente pero que debe se
Papel mojado
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Paseaba al lado del canal cuándo mi ojo percibió algo que flotaba en el agua. La corriente mecía una hoja. Una hoja de papel; rápidamente la expresión vino a mi mente: papel mojado . Y cuál no fue mi sorpresa cuándo al hacer zoom para enfocar, pude discernir el texto escrito. Hablaba de los trabajadores, de la nueva reforma laboral , de empleo. En esto ha quedado la balanza de relación que mantenía, en precario equilibrio, sí, las relaciones entre trabajador y empleador, pero que no dejaba caer demasiado las bandejas ni a un lado ni la otro. En eso ha quedado ese pacto quasi entre caballeros que daba dignidad a todos, en triste y mísero papel mojado. A partir de ahora ya no habrá equilibrio, la balanza como instrumento ya no tendrá razón de ser, pues alguien ha puesto todo el peso de un lado. Si leen algo de historia, en libros secos, no papel mojado, verán que solo queda una manera de volver a una linea de algo parecido al equilibrio: los desposeídos de la dignidad n
El mayor espectáculo del mundo
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Creo recordar que tal vez de niño fuí a un circo, pero ahora sí que he ido a uno. No era muy grande, tampoco demasiado pequeño, no había fieras… vamos, era como el recuerdo de un concepto de circo llevado a una realidad más comprimida, pero que viendo los ojos de la niña que tenía a mi lado, aún funciona como uno de los grandes espectáculos del mundo. Lo que más me gustó fue un equilibrista, un hombre que supo crear emoción sin artificios, solo mostrando lo que un cuerpo disciplinado puede llegar a conseguir. Pero como siempre, llegó aquello que termina por despegar mi mente de lo que estoy viendo y una metáfora sacada de la realidad se me apareció con claridad; en este caso me pasó con la actuación de los trapecistas. Ya habían volado sobre la red de seguridad con éxito en un par de volteras simples cuándo llegó la primera complicada... y alguién falló, no se si el volador o el receptor. En realidad da igual porque casi siempre cae el mismo, el volador. La gente no se sobresaltó, todo
Heroes de despedida
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Cuando era un chaval y el mundo adulto me enseñaba unas cosas, yo aprendía otras por mi cuenta. Incluso me divertía aprendiendo. Disfruté mucho de los heroes de mi infancia, no sabiendo casi nada de los heroes de los adultos. Ya adulto, guardo cariño por mis fantásticos heroes vestidos de carnaval en mundos tremendos disfrazados de fiesta; pero he aprendido quiénes eran aquellos heroes de aquellos adultos, vestidos de dignidad y valor en un mundo realmente mucho más tremendo que el de mis cómics, e incluso he podido ver sus luchas todavía en mis días. Ahora se que la medida de un verdadero heroe no está llena de saltos y aventuras, sino de tesón y defensa de la razón. Y también se que hay hombres a los que la palabra heroe no les describe, no son eso. Para describirlos hay que usar otras palabras, aunque sean sus actos, sus ideas y su ejemplo la clave que nos dice quiénes eran en realidad. A todos nos llega el momento de despedirse de ellos. Ya hubo que despedir a Saramago, ahora me
Metáfora reptiliana
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La lagartija no podía conformarse con el calor del balasto, no, el reptil ambicionaba más. Por eso buscó el calor del metal del raíl. Despreció el riesgo pues podía más la ambición. Tenía calor pero quería más, su deseo era más fuerte que el riesgo y creía que si le pillaba la cola, le crecería otra. Solo que el riesgo existe... y a veces te pasa por encima. Reptiles como este abusan del riesgo, y su ambición no causa la perdida de una pequeña parte, sino que causan enormes daños y sufrimiento; hasta tiene una palabra para ello: la crisis. Las palabras tienen masa y peso, como la palabra reptíl.
El pirata educado
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Chapeau, Messieurs! Merci de votre colaboration! Maintenant, chacun à ses oignons... Todos contentos: los rehenes a casa, el barco a seguir navegando, los piratas a seguir con su negocio y el armador con el suyo, los políticos a sacar redito de la inmundicia o a escapar huyendo hacia delante, los militares a su "yo ya avisé", los periodistas a contar lo que no ayuda y a callar lo incorrecto... El único que siempre pierde de verdad, de esa verdad destructora, de la que duele y mata... es y será... el atún. En fín, otra historia más de piratas. Menos romántica pero tan interesante como las de siempre; ¿y quién dijo que las aventuras de verdad no son peligrosas? En las de verdad la sangre es caliente y el miedo se mastica. Levad el ancla, asegurar las jarcias, izad la mayor... Contramaestre... Viento en popa y a toda vela! Grumete, traéme el portatil que tengo que buscar otra presa! No temáis quedaros sin aventuras, habrá más, ¿o es que el mundo está mejor ahora? Y no hablo del